Esta breve investigación pretende aportar algunas claves más sobre la relación
diplomática entre Portugal y España en los años treinta, cuando ambos países ibéricos
habían iniciado rumbos políticos divergentes e incluso contrapuestos. El modelo
autoritario del Estado Novo era incompatible con el espíritu democrático y reformista
de la II República. En este contexto, la prensa de ambos países desencadenó una
guerra de propaganda, con notícias que denigraban al gobierno del país vecino y que
procuraban su desestabilización política. La manifiesta incompatibilidad de regímenes
y la mutua repulsión propagandística acabaría por desembocar en el apoyo incondicional
del salazarismo al franquismo durante la Guerra Civil española